jueves, 5 de marzo de 2015

 
CAMPILLOS MARCA DISTANCIAS

El pasado domingo 1 de marzo se celebró el 4º Gran Premio del 10º Kartingaso en el Circuito de Campillos. Esa era una cita que no me podía perder salvo catástrofe, aun a costa de sacrificar la posibilidad de conocer el Circuito de Villafranca, al que se fue en la carrera anterior. ¿Y por qué antes Campillos que este otro? Pues porque el circuito malagueño une un trazado espectacular, muy del agrado de Michael Knight, con el reciente estreno de unos preciosísimos Sodikart, que ya pude probar en octubre, pero en mojado. Aquello fue una gran experiencia, pero faltaba la guinda de probar esas mecánicas al límite en una carrera en seco. ¿Recordaría cómo era eso después de dos carreras seguidas en remojo? La última para mi había sido la de Alcalá del Río, en pleno verano de 2014.

Para redondear esta apetitosa jornada y gracias también a lo nuevecito de la flota, se decretó que el Gran Premio podía correrse a dos mangas. Miel sobre hojuelas para los sub-entrenados como el piloto B del equipo dorado o para los que están de vuelta como Lolui, al que tuve el grato placer de reencontrarme en la pista, pues es un caballero con el que se puede competir sin miedo a que te haga una tarascada. Total, que 17 coches a la vez en la pista. Desde atrás (puesto 13 tras clasificación y 14 tras la primera manga) se veía preciosa la Parrilla, y las salidas no les quiero contar, ¡vaya subidón de adrenalina! No disfrutaba de algo similar desde los 21 pilotos de Almancil (2013).

A las ocho menos cinco de la mañana, casi en el límite para cumplir el riguroso horario, consiguió el que suscribe dejar dormidito a su retoño, contra todo pronóstico, y salir por la puerta de casa con los botines en la mano para no hacer ruido. A toda pastilla hasta Campillos, sin duchar, sin afeitar, sin desayunar y sin GPS, que me hubiera venido de perlas en un par de desvíos. Allí en la cafetería del circuito me encontré a Fonta y a Reina, esos dos señores, con sus monos molones y su aspecto de tenerlo todo controlado. Sin más dilación, solté el lastre sobrante por vía rectal, me encasqueté media tostada a palo seco para entretener al estómago, y zumbando para la sala de conductores, donde el Comité trabajaba a destajo y Fitipaldi repartía cámaras-on-board para todos los niños. Los pilotos invitados, a los que se les facilitó un peto blanco (me parece muy acertado el color para señalar a los nuevos) tenían en esta ocasión un aspecto más juvenil y peligroso que en otras. Me van a jubilar antes de tiempo estos críos de peso-pluma.

En la clasificación ya se hizo evidente la brecha que me va separando de los que echan más horas al volante. Nunca me sentí peor que nadie, pero las cosas como son: el puesto 13 es ahora mismo lo que me toca. No tengo excusa porque el coche era bueno y lo notaba en las rectas por comparación con otros. Perdía tiempo claramente en las curvas más agresivas. Curiosamente me vi acompañado en la trastienda del pelotón por pilotos ilustres como Senna, Juanlu-GT y mi compañero AJ Speed. No tuvo suerte con los reglajes el defensor del título en toda la mañana. Mientras, la zona vip, primera línea de pista, se la repartían entre Vázquez, Fitipaldi, Jero y uno de los rookies, o quizás dos. No lo tengo claro, me pillaba muy lejos.

Qué maravilla esa línea multicolor de karts ascendiendo muy apretados las primeras curvas de Campillos. Sólo por vivir una salida semejante me mereció la pena el madrugón y el post-madrugón. Vázquez se situó en cabeza mientras a Fitipaldi le hacían un sándwich de pelos de punta. Por detrás, yo veía un muro de coches sin sitio para pasar. Pensando en la peligrosa curva de la bajada, pensaba, que me quede como estoy y ya veremos después. Ahí precisamente, en esa curva, me encontré el primer fregado: un coche mirando para atrás. La gente aquí está hábil y veterana y tiene el rabillo del ojo puesto un poquito más allá, así que todos pudieron esquivarlo. Luego me enteré de que era Fitipaldi: Damián perdió un momento el control en la curva (ay, esos riesgos con neumáticos fríos…), lo suficiente para tocar fatalmente al otro. La verdad es que me vino de perlas, porque se unió a los de la cola y creó un grupo con AJ, Funboy, Lolui y Damián (no siempre los mismos) en el que nos lo pasamos bien.

Entre la primera y la segunda ronda cometí el error de mirar el móvil y responder a la llamada de la selva. Madre mía, no se hacen una idea de la presión a la que estoy sometido últimamente. En fin, tragué saliva, vi que el coche que me había tocado para la siguiente era muy elogiado, y a seguir adelante, que son dos días. Me flanqueaba en la salida mi compañero dorado, también con buena mecánica, así que nos conjuramos para una gran remontada. Y no fue de las que hacen época, pero no estuvo nada mal. Llegamos juntos, no sé en qué puesto, pero más por delante que por detrás. Miro todos los días la clasificación, pero se hace rogar más que mi crónica.

Ganó la carrera Raúl Vázquez, sembrando inquietud entre los gallitos habituales porque en este 10º Kartingaso lleva dos de tres, y sumaron también bastantes puntos Jero y Raúl Samper, que adelantarán en la clasificación a Senna. Habiendo rebasado el ecuador de la competición, no podría ésta estar más emocionante. Y habrá más pilotos con posibilidades, pero disculpen si no les menciono, porque esto es sólo un bosquejo. A cada piloto la historia que más le interesará es la suya propia y todas las posiciones son buenas si hubo dicha en el camino. Es de destacar la cantidad de adelantamientos que se vivieron. No sé si es cosa de los coches, o de la pista o de la cantidad de pilotos, pero cada palmo del trazado parecía bueno para adelantar. Por esto y todo lo demás, Campillos es hoy por hoy, en opinión de Michael Knight, un circuito que ha marcado distancias con el resto.

Me despido agradeciéndoles la compañía y disculpándome por haber cogido tan rápido la carretera de vuelta. Me tienen bien cogido por la huevada y me quieren retirar de esto y de paso de cualquier otra cosa que no sea trabajar y envejecer. Al menos, este carrerón se queda para mi cuerpo serrano de 80 kilos (cabrones, engorden un poco).