¡BARRIDO!
A las cuatro de la mañana de la
madrugada del domingo, un estruendoso trueno, como un cañonazo, interrumpió el
intranquilo sueño de los vecinos Peter y Miguel-R. Seguidamente, descargó un
enorme aguacero, y ahí acabaron las anunciadas lluvias del domingo, lluvias que
dejaron una mañana despejada y una pista de karting en Cartaya muy apetecible
para los amantes de las emociones fuertes. Charcos de dimensiones considerables
ocupaban posiciones estratégicas en cuatro de las curvas más importantes del
circuito. Todos encantados menos los señores Senna y Fitipaldi, que con sólo un
punto de difierencia entre ambos, se lo jugaban todo a una carta. Unidos por el
interés común, se dieron un buen tute barriendo el charco que había tras la
curva uno, pero, qué quieren que les diga, el charco siguió ahí hasta el final.
No es ésta la crónica más
sencilla de afrontar para Michael Knight. Lo que había de ser un gran día de
karts, como lo fue sin duda para la mayoría, fue en cambio una suerte de tortura
para su alter-ego Miguel-R. Acudieron finalmente once pilotos a Cartaya, una
asistencia algo baja para un día que prometía tanto, pero que permitía un formato
de carrera muy atractivo: la doble tanda. Dos oportunidades de medirse entre
los mejores y hacer algo bonito. Soplaba un viento frío, tampoco ninguna locura,
cuando salieron los bien abrigados pilotos a la sesión de Calificación.
Despacito despacito, se cedían el paso esperando que fuera otro el primero en
arriesgarse en la resbaladiza pista y en marcar el camino. Nada más tomar la
primera curva ya notó el amarillo que la dirección del kart estaba más dura de
lo habitual. O eso, o que los guantes que estrenaba no agarraban bien o que le
había sobrevenido una extraña flojera. El décimo puesto obtenido le sabía hasta
bien después del mal rato pasado, a pesar de lo lejísimo que quedaba de la pole
de Raúl de Villota. Por en medio de la Parrilla, Fiti le ganaba a Senna la
primera de las batallas.
Con otro kart y otros guantes en
sus manos, afrontaba un servidor la primera manga, confiado en que era factible
remontar algunas posiciones. Con la pista aún mojada y un grupo tan numeroso,
inevitablemente llegarían los errores y sólo había que estar ahí para pescar en
río revuelto. La pérdida de un puesto con Peter en la salida no parecía grave,
mientras el grupo fuera compacto, pero pasaban las curvas y no caía ningún
mochuelo. Y la dirección, joder, ¿también dura en este kart? ¿Y cómo le va a
Raúl Vázquez, que lleva el mío de antes? Destacando entre los primeros puestos. Yendo
el último podía pensarse que sólo cabía mejorar, pero después de trompear
tontamente en la tercera vuelta, podía pensarse más bien trágame tierra. Aun
así, seguimos a muerte durante una interminable tanda, con los brazos al rojo
vivo y agarrando el volante con una mano en las doce con la palma vuelta hacia arriba
y la otra tirando de directamente uno de los nervios. Ajenos a todo esto, AJ
Speed conseguía la victoria casi sin oposición, mientras que Fitipaldi, con su
segundo puesto, casi sentenciaba el campeonato. Vi a Carlos algo molesto por
algún lance que había tenido con Raúl de Villota. No era para menos: el resultado de esta primera tanda le ponía las cosas muy cuesta arriba para ganar el campeonato.
Otro kart distinto, y ahora a
pelo, sin guantes. Esta vez no hizo falta trompo alguno para ver cómo el resto
de pilotos, poquito a poco, se iban alejando. Pudo ver Miguel-R toda la carrera
desde la cola, ver cómo luchaban grupos muy compactos de tres o cuatro pilotos
(ya serán buenos los vídeos), aparentemente estorbándose, pero inalcanzables. La
dirección del volante seguía imposiblemente dura, pero claro, el kart no podía
ser, o sí, pero lo mismo para todos. Sólo me quedan o la flojera sobrevenida o que
hay algo en el trazado que no estoy comprendiendo. Habrá que volver a
comprobarlo, pero será en otra, porque en ésta la victoria final fue para AJ
Speed y el campeonato para Fitipaldi, a pesar de un error en la segunda tanda
que por poco le deja segundón in extremis.