RITMO IMPLACABLE
Se lo dijo desde la cabina del Circuito
de Alcalá del Río, tal y como bajaba de su kart, uno de los encargados: “¡Oleg, has roto el record de la pista!” En
Jerez de los Caballeros lo que había batido fue el record de sanciones en un
mismo GP. Pero cuando a un piloto le llaman por su nombre los que trabajan en
un circuito, el resto de la muchachada ya se puede echar a temblar. Y así fue,
nadie pudo parar a ese ruso menudito que, por lo que oí, para colmo tiene un
kart de competición propio, lo cual, para Michael Knight, constituiría por sí
sólo motivo de veto fulminante. Aunque sólo fuera por envidia cochina.
De todas maneras, que se fiche a
pilotos ultracompetitivos nada cambia para mi perspectiva de Miguel-R, pues a
los de siempre también los veo cada vez más lejos. Sin coche malo, sin
accidentes ni averías, en definitiva, sin excusa tras la que esconderse. Los
coches de delante se me escapan y los de detrás me cogen. Decía Fernando Alonso
en el briefing que en ésto el 70% es coche y el 30% es piloto. Si es así, mi
30% de piloto no está aportando. Mejor le iría al coche yendo solo.
Pero quizás me estoy adelantando
demasiado y centrándome en lo personal. Retomo el hilo de los acontecimientos.
A la hora convenida ya estaba allí el Comité Unipersonal formado por Raúl
Samper cargando con todo el peso organizativo. Otros se lo tomaron con más
calma para llegar, quizás contando con que antes del ocaso no se saldría a
pista. Faltaban algunos ilustres, como Senna, Fitipaldi y AJ Speed, y por otra
parte me encontré con caras que no veía hace tiempo, como las de Fidel y
Juanda, ésta última con claros síntomas de dormir poco últimamente. Precisamente
charlando con Peter y Fidel, comentó éste lo difíciles que se estaban poniendo
las carreras, tanto que no veía claro meterse ni en la Final C.
Nada más terminar mi sesión de
Clasificación con el kart 7 tuve el primer susto: El penúltimo de los ocho, a
unos tres segundos del tiempazo de Olé Oleg. Me había tocado un coche malo,
obviamente, aunque aparte de una dirección algo durilla, no había notado nada.
Los de la otra sesión marcaron todos buenos cronos, así que ya era oficial: el
16º de 17. ¡No pasa nada! Aún se me ocurrían algunas excusas. Además, para la
Semifinal me tocó el kart 18, justamente ese con el que el ruso (que me perdone
si es ucraniano o similar) había hecho record. No descartaba aún una épica
remontada.
No era dinamita, pero el coche
efectivamente tiraba. Eso sí, en la Semifinal, llegando por primera vez a la
curva cerrada del fondo (curva 2) aún iba el último. Remonté un puesto porque
Fonta entró colado y estorbó a Raúl Vázquez.
Luego, en el paso por la chicane, algo hubo entre Fonta y Juanda y acabé
por pasar a los dos. Total, que antes del primer paso por meta ya iba quinto, a
un paso de la Final A. Los cuatro de delante (Oleg, Samper, Peter y otro que no
identifico) habían abierto un poco de hueco, pero con toda la carrera por
delante, un buen coche y nadie que me molestara veía más que factible
alcanzarles. Pobre iluso. Pasaban las
vueltas y el hueco se me hacía un abismo. Ya no había excusas, sólo el ritmo
implacable y machacón de los que están más finos y te arañan décimas en cada
palmo de asfalto. A los cinco minutos me pasó Raúl Vázquez hecho un torbellino
y más adelante también el Rookie, el cual, para mi desconcierto final, llevaba
el kart 7.
Me rindo a la evidencia, la Final
B es ahora mismo el lugar natural de Miguel-R… y porque no hay Final C. Desde
la grada veía cómo, en la otra Semifinal, el kart 18 le valía a Sevi para
pasarlo en grande y llevarse la victoria. Cualquier roce me hacía ya sangre, y
se me iba la cabeza: por momentos pensaba cosas como qué hago yo aquí en lugar
de estar con mi mujer y mi hija en casa.
Como si las bolitas quisieran animarme,
me otorgaron para la Final B otro coche con buena fama, el kart 22. Pero fue más de
lo mismo, buenas sensaciones al principio, pero luego sangría implacable de
tiempo por vuelta y pérdida de posiciones. Mi compañero de equipo AJ Speed,
para hurgar más en la herida, no tuvo ni que llegar a la Clasificación para
quedar mejor que yo: salió a mi lado en la Final B y la ganó el muy canalla.
Desmoralizado, aunque dándolo todo todavía, sólo me quedaba una más, que me
pasara Damián con el maldito kart 7. Pensé entonces en el abandono, y a
puntísimo estuve. Tanto que realmente me dirigí a boxes, pero por el rabillo
del ojo vi la bandera de cuadros y pude rectificar a tiempo. Esa sí que hubiera
sido una cagada antológica: abandonar a 50 metros de acabar.
Salí disparado para casa, así que
me perdí una Final A bastante entretenida, en la que dominaron Olé Oleg y su
amigo Lassaletta, y se marcaron dos estupendas remontadas Jero y Raúl Vázquez. Por
suerte están ahí los magníficos vídeos que cuelga el Kartingaso para ver las
carreras desde el privilegiado palco de las cámaras on board. Por lo demás, no
quiero dejar de mencionar que la organización fue perfecta, tanto por parte del
Uni-Comité como por los encargados de la pista. Un poco de retraso en empezar,
pero a partir de ahí bastante bien. Las
tandas se sucedieron unas a otras sin demoras, con un único parón para hacernos
la foto de grupo. Y ese es el único mérito que puedo atribuirme en tan nefasta
jornada, pues desde que llegué al circuito fui dando el coñazo con que se
hiciera antes del final del Gran Premio. Ya saben, para no quedarme otra vez
fuera de plano.
En cinco semanas (cuatro, debido
a mi retraso en publicar esta crónica) tendrá lugar la última carrera de este
10º Kartingaso. Tengo entendido que se repite en Alcalá, pero en sentido
inverso. No me parece mala idea, dentro de la política del Kartingaso de que en
verano las carreras sean nocturnas. Eso sí, habrá que llevarse más Aután para
espantar a las hordas de insectos. Jero tiene en su mano ganar el Campeonato y
romper así con la hegemonía de Senna y Fitipaldi. Se le ha visto estos días entrenando con
un Fórmula 3 en el Circuito de Monteblanco. Así luego las carreras de karts las
ve como a cámara lenta. Les digo una cosa: aquí hay unos cuantos que no pueden ser
más jartibles.