Qué caras se están poniendo las
carreras últimamente, madre mía. Y no me refiero al dinero, que en eso más bien
vamos mejorando, sino a lo que están pensando. Parpadeas y te pasan tres, coño.
Bien lo pudieron comprobar los veteranos Mato y Cappi, entre otros, en la
Trazada Kartiana. A los representantes de las Kartadas, a los que se unía esta
vez Javi Amián, se nos nota que estamos algo faltos de punch competitivo, hay
que reconocerlo. Ese ritmo de carreritas cada cinco semanas que tiene el
Kartingaso se tiene que notar a la fuerza.
En esta ocasión se inauguraba el 9º
Kartingaso volviendo a un circuito muy interesante, el de Talavera la Real.
Parece algo alejadillo, pero casi lo mismo que Almancil. Eso sí, sin
playa. La Trazada Kartiana no defraudó al cronista. Tiene personalidad propia,
unas secuencias de curvas realmente divertidas, aparte de diferentes de las de
nuestros circuitos habituales. Especialmente las curvas uno y dos, y, por
supuesto, esas chicanes. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en una
Clasificación. Con la pista y los neumáticos fríos, con esos coches tan rápidos
y con un trazado tan largo por descubrir, el día estaba ideal para las
excursiones por el campo. Yo mismo, apurando un poco la frenada, salté de la
curva 2 a la 15 girando sobre mí mismo, remontando y bajando una lomita llena
de jaramagos y cruzando una extraña vaguada de grava. Espero que no lo viera
nadie. También ví cómo Fernando Alonso se salía por el exterior de esa curva de
izquierdas tan jodida, la que tenía el terreno muy irregular por fuera, y daba
un bote de infarto. Lo ví perfectamente porque le ayudé un poquitín a salirse.
Por el rabillo del ojo aprecié muchas más cosas, pero de esas que no se quedan
fijadas en la memoria.
Lo único malo de la cali es que
puso en evidencia las enormes diferencias entre unos coches y otros. Más de
cuatro segundos entre los primeros y los últimos. Hubo que tomar la
triste determinación de no correr juntos para quitar algunos coches malos de la
baraja. Se optó por el habitual sistema de semifinales y finales, y creo
sinceramente que fue lo más sensato. De las carreras en sí mismas no voy a
contar mucho, que para eso están los vídeos y además tengo un conocimiento muy
parcial. Ganó Carlos Senna con una actuación impecable tipo Vettel. Tus vídeos,
Carlos, son muy aburridos, te lo tengo que decir. Ni podiéndote la cámara
mirando para atrás, macho. Le acompañaron en el podium AJ Speed y Jero, dos pilotos
muy en forma últimamente, y se llevó un buen varapalo el vigente campeón,
Fitipaldi, que aceptó muy deportivamente la sanción que le cayó por adelantarse
un poquito en la salida de su semifinal, sanción que le mandó de cabeza a la
Final B. Están de moda las sanciones. Le dan vistosidad y morbillo al
Campeonato. La carrera trasciende más allá de la pista. Hay que aprender a tomárselas bien, porque a cualquiera nos puede tocar.
Miguel-R, mi alter-ego, se coló
por los pelos en la Final A, y allí, saliendo a la cola con el 88 poco pudo
hacer. Recuperar las sensaciones perdidas y poco más. Con las sanciones a Sevi
y a Lute gana un par de plazas, pero tampoco se trata de eso. Peor fue para los
otros kartianos. A Mato se le vino abajo el coche cuando defendía con solvencia
una tercera posición que le daba acceso a la final; a Cappi una salida con poco
punch le condicionó demasiado; y para Javi Amián, la fatalidad total: en la
semifinal tenía el coche de la pole, pero se le escarrachó. Luego al menos lo
pasó bien en la Final B y cuando no corría se marcó unas arriesgadas tomas de
las carreras que causarán sensación.
Como íbamos “acompañados” y era
muy tarde, tuvimos que irnos a comer rápidamente, sin quedarnos a la entrega de
trofeos. No podíamos dejar pasar la oportunidad de rememorar las Comidas de
Declaraciones, aunque ésta concretamente, con los resultados obtenidos, parecío más un
funeral. No les digo quién, pero uno de los kartianos se puso a hablar de
cuánto engancha el golf.