NO ES CÓMO EMPIEZA, SINO CÓMO ACABA
Por Miguel-R.
Agarrotado aún por el
esfuerzo de la carrera, que me ha dejado como es habitual unas graciosas
agujetas, dejo aquí mi particular crónica de la prueba disputada la noche del
jueves en el Castillo de las Guardas, para conservar el recuerdo y hacer un poco
de bulto en el blog. La experiencia previa en este circuito con el grupo
Kartingaso me hacía pensar que la clave para colarse en la carísima Final A
estaba en hacer una Clasificación a tope, sin pensar en reservar fuerzas para
más tarde. No me podía volver a pasar lo de febrero, cuando, pensando que ya
había hecho suficiente, se me colaron quince por delante. También me preocupaba
algo lo de correr de noche, pero esta preocupación se disipó en seguida pues la
iluminación es suficiente. Eso sí, el circuito parece un poco triste.
Esta vez el primer sorteo me
favoreció. Preparándonos para subir a los monoplazas, ya me dijo Carlos Senna
que me había tocado uno de los dos mejores. Entonces sí que no puedo fallar, me
dije. Otro elemento a favor era que en esa primera sesión estábamos los once
primeros de la Clasificación General. Si el coche bueno lo tengo yo, no lo
tiene uno de éstos, claro. Al empezar, sin embargo, no parecía que fuera
especialmente bien, así que seguí mi plan de apretar a tope. Tenía a Jero por
delante con su dedo escayolado, qué tío, y para no enredarme le di un poco de
espacio. Como luego me costó la propia vida volverlo a coger, tenía mis dudas
de que la cosa fuera bien. Dudas infundadas, porque efectivamente llevaba
dinamita entre las manos y mía fue de nuevo la pole después de tantos años. Ni
en mis cábalas más optimistas.
En la grada, Sevi avisaba:
No es cómo empieza, sino cómo acaba. Bueno era recordarlo, sobre todo a mí, que
en virtud de las muy elaboradas normas del Kartingaso, ya no me podía volver a
tocar el bólido. Saliendo primero en la Semifinal Impar, confiaba en entrar sin
muchos problemas en la Final A, pero no en conservar esa primera posición. A
las pocas vueltas, Senna me pasó como un cohete con ese kart que había sido mío,
y a duras penas pude conservar la segunda ante los ataques de Antonio Reina,
pegado a mi retaguardia como una calcamonía. Por suerte le estorbó un poco el
hijo del Padre de Lucas, desatado a bordo del kart 16, la mejor mecánica de la noche.
Por una dos décimas de
segundo se quedó fuera de la final mi amigo y vecino Peter, y no acabaron ahí
sus motivos para lamentarse. En la segunda vuelta de la Final B, ya dando
síntomas preocupantes, su kart cayó fulminado y tuvo que retirarse. También
quedó fuera de la final el del dedo tieso, al que emparedaron en una tremenda
montorera en la Semifinal Par. No podía haberle pasado a otro, pues se hubiera
violado la Ley de Murphy.
Y como no es cómo empieza, sino cómo acaba, esta vez fui yo el que le recordé a Carlos Senna, que le había tocado un kart para escaparse tranquilamente y aburrirse en cabeza. Tenía el tercer mejor monoplaza y los dos mejores salían desde atrás. La victoria era suya salvo desastre. Yo hice lo que pude para mantenerme en la pomada, pero el kart 5, con un motor de los nuevos aún algo atontado, se venía abajo al final de la recta y me dejaba a merced de coches con más punch. En esas circunstancias andaba cuando se me salió de la llanta el neumático delantero izquierdo y ya no hubo más que hacer, excepto esperar que acabara la carrera lo antes posible. No me retiré porque nunca hay que descartar que haya otro más desgraciado que tú, y mira por dónde sí que lo había: algo más atrás se arrastraba Fernando Alonso.
Pasaron muchas más cosas, pero eso tendrá que contarlo otro o, mejor aún, podrán verlo directamente en los vídeos (magníficos los comentarios de AJ Speed). Espero ya nervioso los de cámara-on-board del Templario. Sospecho que he chupado cámara bastante rato.
Y como no es cómo empieza, sino cómo acaba, esta vez fui yo el que le recordé a Carlos Senna, que le había tocado un kart para escaparse tranquilamente y aburrirse en cabeza. Tenía el tercer mejor monoplaza y los dos mejores salían desde atrás. La victoria era suya salvo desastre. Yo hice lo que pude para mantenerme en la pomada, pero el kart 5, con un motor de los nuevos aún algo atontado, se venía abajo al final de la recta y me dejaba a merced de coches con más punch. En esas circunstancias andaba cuando se me salió de la llanta el neumático delantero izquierdo y ya no hubo más que hacer, excepto esperar que acabara la carrera lo antes posible. No me retiré porque nunca hay que descartar que haya otro más desgraciado que tú, y mira por dónde sí que lo había: algo más atrás se arrastraba Fernando Alonso.
Pasaron muchas más cosas, pero eso tendrá que contarlo otro o, mejor aún, podrán verlo directamente en los vídeos (magníficos los comentarios de AJ Speed). Espero ya nervioso los de cámara-on-board del Templario. Sospecho que he chupado cámara bastante rato.